jueves, 5 de enero de 2017

Los órfidas - Carlos Antón


Las primeras naves órfidas llegaron a la galaxia en el año 9600. Eran comerciantes y se interesaron por los metales, las piedras preciosas y la carne, y ofrecían a cambio avances tecnológicos y energía. Su carácter sociable y generoso los hizo muy populares y, en algunos planetas, llegaron a venerarlos. La luna de miel entre ellos y la humanidad duró hasta que descubrieron el sabor de la carne humana. Aquello alteró para siempre la relación entre las dos especies. Las primeras partidas de carne alcanzaron precios exorbitantes en sus mundos de origen y atrajeron a millones de órfidas. Su penetración en los planetas era siempre pacífica. En cada país pactaban la entrega de un cupo de personas por año a cambio de su tecnología. Los gobernantes solventaban el problema entregándoles delincuentes y mendigos. Al principio cubrían el cupo con los grandes criminales y los pobres de solemnidad, pero, debido al continuo incremento de la demanda de carne, terminaban estableciendo un impuesto y quien no lo pagaba iba a manos de los órfidas. El impuesto subía por meses, y muchos ciudadanos hacían una carrera contra reloj para obtener el dinero antes de que expirase el plazo. El terror y la degeneración se propagaron en la colonización terrestre. Por todas partes, los mismos humanos abrieron carnicerías y restaurantes para vender carne de sus semejantes. Los óphidas pagaban bien y no se molestaban en averiguar si las personas pertenecían al cupo pactado. Varias naciones humanas se aliaron contra el terrible opresor, pero la desigualdad tecnológica hacía muy difícil su supervivencia. En el año 9985 un príncipe corio recorrió la galaxia en busca de aliados para luchar contra los órfidas. Descubrió diferentes y extraordinarios mundos, donde sucedían realidades terribles, y sufrió mil aventuras. Y, de manera sorprendente, y en el lugar menos indicado, también encontró el amor.

No hay comentarios: